Los profesionales de la salud y las consecuencias de una posible guerra en Irak: carta abierta al presidente del Gobierno Español.

(Si lo desea, puede expresar su apoyo utilizando el formulario al final del documento.)

Sr Director,

En 1985 el presidente de la asociación Internacional de Médicos para la Prevención de la Guerra Nuclear (IPPNW, o International Physicians for the Prevention of Nuclear War), el prestigioso cardiólogo Dr. Bernard Lown (co-presidente de la Organización junto con el Dr. Chazov), recibió en nombre de los miembros de esta organización, el premio Nobel de la Paz. En su discurso de aceptación del premio, el Dr. Lown hizo la siguiente afirmación: “Nosotros los médicos nos manifestamos en contra del ultraje que representa el mantener como rehén al mundo entero. Nos manifestamos en  contra la obscenidad moral de que cada uno de nosotros seamos contínuamente candidatos a la extinción. Nos manifestamos en contra del número creciente de matanzas en el mundo. Nos manifestamos en contra de la expansión de la carrera armamentística en el espacio. Nos manifestamos en contra de desviar los escasos recursos existentes de las dolorosas necesidades humanas. Las conversaciones sin acciones concretas de desarme nos llevan cada más cerca del desastre, porque la tecnología que avanza a velocidad de misil deja atrás vertiginosamente a la diplomacia, que va a paso de caracol. Los médicos demandamos acciones concretas para la desaparición de las armas nucleares..”[1]

Los acontecimientos mundiales sugieren que es necesario que los médicos y los profesionales de la sanidad usemos de nuevo nuestra voz autorizada, ya que a nosotros se asigna la responsabilidad de cuidar la salud de nuestros conciudadanos desde el nacimiento hasta la muerte, para advertir a la población y a nuestros gobernantes de los peligros gravísimos de la guerra a gran escala, incluya o no armas nucleares.

Nuestros colegas británicos ya han advertido a su presidente de las consecuencias de una guerra en Irak [2]: más de 260.000 personas pueden morir en el conflicto. Si se produce una guerra civil en Irak habría que añadir otras 20 000 muertes. Las muertes relacionadas con la postguerra podrían alcanzar las 200.000. En todos los escenarios posibles la mayoría de víctimas serán civiles, a causa del hambre, epidemias, efectos directos de la guerra, y desplazamientos de refugiados que se estiman en casi un millón de personas. Todo lo cual propiciará, además, efectos catastróficos sobre la salud infantil, el medio ambiente y sobre el desarrollo de las zonas implicadas a largo plazo. Además, hay que añadir a esta lista el efecto impredecible que puede tener esta acción de guerra en la escalada de violencia que vive el mundo [3].

En el siglo pasado murieron más 120 millones de personas víctimas de las guerras y de genocidios. Nos preguntamos si nuestra generación volverá a dejar a la siguiente la histórica vergüenza de no haber sabido convencer en lugar de vencer, y socorrer en lugar de aniquilar por acción o por omisión. La violencia es el recurso del incompetente: no podemos creer que quienes nos gobiernan no sepan usar su inteligencia y convocar la de sus ciudadanos más destacados para imaginar soluciones mejores que la guerra para las amenazas del terrorismo. Los recursos de marketing, los eufemismos o simplemente la demagogia no pueden sustituir la fuerza de la verdad y la fundamentación de las acciones de los gobiernos en principios éticos, democráticos y humanitarios.

La Corte Penal Internacional, cuyo estatuto fue firmado en Roma el 17 de julio de 1998, entró en vigor en Julio de 2002 con la ratificación de España, el Reino Unido y otros 137 estados. En esta corte penal quedan establecidas las bases de un tribunal supranacional encargado de llevar ante la ley a los autores de cuatro tipos de crímenes: los de lesa humanidad, los de genocidio, los de guerra, y los crímenes de carácter sexual, o relacionados con la esclavitud, el apartheid y el uso de niños menores de quince años en conflictos armados [4]. Este tribunal debería ser el encargado de juzgar a los gobernantes que no sigan los principios descritos en el párrafo anterior, y los que se han adherido a él tienen la obligación moral de cooperar en que todos los encausados por el tribunal sean juzgados. Es descorazonador que entre los varios países que se niegan a ratificarlo se encuentren los Estados Unidos de América e Irak, pero es aun más desalentador que países que sí lo han hecho, como España, Italia y el Reino Unido, justifiquen, apoyen y faciliten acciones de aquél contra Irak.

Como consecuencia de los expuesto, como profesionales responsables de la salud de los ciudadanos, e independientemente de cualquier convicción religiosa o política, pedimos al gobierno Español y a los de las Comunidades Autónomas que no apoyen una guerra en Irak ni en ningún otro país, y que utilicen los recursos legales y diplomáticos bilaterales e internacionales con toda la intensidad que les permite la legitimidad de haber sido votados por ciudadanos que confían en que ejercerán sus funciones desde la ética, la solidaridad y el humanitarismo.

 

Este manuscrito ha sido redactado por Jaume Marrugat, y promovido por Gloria Pérez, Miquel Porta, Toni Plasencia, Esteve Fernández y Aurora Bilbao (IPPNW-España).
La página web ha sido diseñada por Iván Martínez y Paco Fernández, con la colaboración de Teresa Vázquez.
Esta carta ha sido enviada a las siguientes revistas científicas: Medicina Clínica, Gaceta Sanitaria, Revista Española de Cardiología y Atención Primaria. Por el momento ha sido aceptada para su publicación en Gaceta Sanitaria.

Si esta de acuerdo con el contenido de este manuscrito, y desea expresar su apoyo, por favor, cumplimente el siguiente formulario.

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[1] 1985 Nobel Peace Prize Acceptance Speech.Disponible en: http://www.ippnw.org/Lown.html (Accessed 31 Jan 2003)

[2]Stephens C y 500 firmantes más. Open letter to Tony Blair: Call to prevent escalating violence. Br Med J 2003;326:220.

[3] Medact. Collateral damage: the health and environmental costs of war on Iraq. Disponible en: http://www.medact.org/tbx/pages/sub.cfm?id=556  (Accessed 31 Jan 2003).

[4] 1° de julio de 2002: Entrada en vigor del Estatuto de Roma - Corte Penal Internacional. Disponible en: http://www.derechos.org/nizkor/impu/tpi/ (Accessed 31 Jan 2003).